
Soñaba y eran serpientes.
Se erizaban su cabello alaciado e inmaculado.
Retrocede su acecho y empuja la cara tras la Luna de abril.
Soñaba y eran serpientes.
El infierno gestiona la admisión de ángeles y traiciona a mis brujas.
Y bailan con la cara que oculta muerde un rayo arrancado desde la punta del Sol.
Soñaba y eran serpientes.
Y se arrastra tras los huesos que cabalgaban al alumbramiento del viernes.
Asesinas, maldecidas, se desprecian por su saña y sanaba mi impúdica existencia.
Soñaba y eran serpientes.
Con las lágrimas erosionan una espada clavada en su abdomen al nacer.
Tanto sueño cansado, me despiertan y resurjo ante el cielo que rojo me brinda su calor.
Incitatüs
(Abril'11)
Imagen: internet