Caminaba en círculos, buscaba la geometría de su vida.
Tras de sí, una silueta, una espada desenvainada y la mirada de la bruja asesina.
Su pecho recordó el lento y mortífero paso de la sangre cuando es amarga.
Sus brazos erizaron al escuchar la voz que desde el infierno pronunciaba su nombre.
"No te rindas", le susurró al oído con la paciencia de un sepulcro,
"ven y lucha ésta guerra que te he encomendado".
Las armas que en otros campos había dejado, aparecieron de ultratumba.
El sudor, la lágrima y el vaho que impulsaba su amor, le devolvieron su destino.
incitatüs
(enero'11)
imagen: internet
El guerrero siempre ha de volver a la batalla. Sea cual sea.
ResponderBorrarUn abrazo grande, Alberto.
:O Borraste mi comentario!!! :O
ResponderBorrarEl destino que sería forjado en hierro y fuego, sangre y piel.
ResponderBorrarEl guerrero eleva una plegaria al infinito, mientras el viento refresca su rostro cansado.
la lucha por su propio destino le da las fuerzas para seguir y tu relato me lleva a recrear y buscar mis prioridades,
ResponderBorrarun buen texto...
aui retomando mis pasos en tus entradas y en tu blog
que pienso retomar
besos muchos
No Furia, yo no borro comentarios.
ResponderBorrarUn guerrero, aunque muerto, no se rinde. Lo demás son penosos niños con espadas.
ResponderBorrarUn placer descubrirte.
Yurena:
ResponderBorrarEs la naturaleza del guerrero, supongo.
Ddominaventi:
Nunca borraría un comentario, y menos tuyo.
Palomilla:
El viento que refresca un rostro cansado, es un gran premio para un combatiente.
Mixha:
Me alegra mucho que encuentres esa búsqueda. Un guerrero debe saber sus prioridades.
Gracias por regresar.
Desilusionista:
Toda la razón. no todo mundo entiende el verdadero valor de una batalla.
Bienvenido a ésta tu casa.