lunes, 21 de julio de 2014

Desconsuelo

A veces encuentra el desahogo de su impotencia, su desahucío. De aquél grito que desesperado retumba silente bajo el techo de lámina vieja.
A veces son la claridad y el motor y la verdad; esa verdad que aquél que la sabe parece ocultarla bajo la luz de una mirada, de una sonrisa hermosa, como si eso solo le bastara.
A veces necesita urgente ese rayo que otros llaman esperanza, consuelo o ¿por qué no? resignación, y es entonces cuando parece que al que todo lo crea no le interesa voltear a ese pozo.
Es entonces cuando desde ahí, al mirar al Cielo, se da cuenta cuán lejana es su meta, cuánto camino debe alcanzar para llegar solo a la claridad de la normalidad. Y es ahí cuando ve que sus rodillas, sus pies y su alma, no tienen ojos.

Y entonces, llora.


Incitatus
(Julio'14)
Imagen: internet.