miércoles, 15 de diciembre de 2010

Las latitudes de un caballo


Potro desbocado silente de la escalada en una cima del océano.
Nada hasta el fondo sutil que lo abraza mientras lo hunde de nuevo.
Penetra tras la silueta de su alocada cabeza sangrante y mojada de victoria.
Calla, sigue su rastro tras la cola enmarañada de retazos de algas y estiércol.

Después de ahogado, sube al nivel del mar y empieza su viaje profundo.
Uno, dos, tres millas desciende y sube de nuevo al compás de su lección.
Pesado por la armadura que acompañó su corazón, se regocija.
Pócimas, piernas desbaratadas, hímenes santiguados.


incitatüs
(diciembre'10)
imagen: internet



viernes, 5 de noviembre de 2010

Ofrenda


Vendrá a casa sin saber que ha muerto.
Tal vez quiera sobarme los pies o tejerme por fin esa bufanda color morado.
No la veré, sé que mis ojos no pueden ver lo que ya no existe en la tierra de los vivos.
Sin embargo, sentiré su olor, su aroma y sus pequeñas pisadas en la cama.

Vendrá y sola y cansada a casa, yo habré partido también.
Las flores anaranjadas y el mole poblano volverá a ser su delicia.
Mi mano relajada tomará ciega su cintura y besaré inerte su cuello.
El camino será lejano, pero como siempre se hará corto en nuestro eterno andar.


incitatüs
(Noviembre'10)

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domingo, 26 de septiembre de 2010

Once y trece


Extraña sombra borrosa frente al espejo del baño.
El rencor se empaña junto a la jabonera y sobre el cepillo de dientes desganado.
Al rascarme la entrepierna, las huellas dolorosas de su amor marcado sangran entre mis uñas de cien batallas.
La saliva seca en mi boca me hace recordar sus besos y su rostro en mi maldito sueño.
De nuevo las once y trece de la mañana.
Igual que ayer, igual que mañana.


incitatüs
(Septiembre’10)
Image : internet

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Tinta sangre


Al mirar la tristeza, la pena mata al dulce amor.
Una gota seca rueda en la memoria, un caricia alejada.
Angustia, pasajera eterna de un vagabundo amor.

Asumriré el dolor del espectro de la sinrazón.
Cargaré los errores y la espera sellada de nuestros pecados.
Me tragaré enteras todas tus lágrimas y con ellas tu dolor.

Un recuerdo, una promesa, un llanto desconsolado.
Los besos y las imagenes y las sonrisas de un mundo diferente.
Las heridas rotas que dejaron las cosas al hacerlas bien.

Una hoja de otoño, un lienzo en tu pecho sediento,
un texto de sangre y sufrimiento del que escribe fallecido.
La historia, un romance eterno; tan eterno como tu amor.


incitatüs
(Septiembre'10)

imagen: internet

domingo, 29 de agosto de 2010

No quiero escribirte


No quiero escribirte, sólo borrarte.
Y que te lleves con ello cada recuerdo,
cada caricia, cada beso lleno de rencor.

No quiero escribirte, sólo olvidarte.
Y que mis lágrimas lleguen hasta dónde estás
y mojen tu rostro y te ahoguen y me implores perdón.

No quiero escribirte, sólo odiarte.
Y con el amor insano que a él ahora entregas
envenenes el jugo que inyectaste a éste mísero corazón.

No quiero escribirte, sólo matarte.
Y hacer que cada palabra que no escribiré en ésta carta
te digan que mi alma ya lo está por culpa de tu iracundo amor.


incitatüs
(agosto'10)

imagen: internet

domingo, 22 de agosto de 2010

Podredumbre


Al fin,
sola caminarás errante tus oscuros senderos,
seguirás ciega y extraña los designios violentos.
Acompañarás con la mirada cruel su antiguo llanto,
y exigirás sedienta la risa de una víctima nueva.
Al fin,
sola desquiciarás el enjambre de su destino,
infectarás con tu odio sus caricias eternas.
Petrificarás para siempre la huella de su sangre,
y bordarás con ella el rastro de pedazos de todo su ser.

Al fin,
sola reirás invicta la muerte de su alma entregada,
las bocanadas espesas, el humo que deja tu maldita yerba.
Los restos sutiles que brotan de nuevo de tus cabellos
extraídos con los dientes a las sirenas y a las medusas enfermas.
Al fin,
sola soñarás que salvas y vomitas a tu nuevo hombre,
rescatarás erguída de soberbia las fauces de tu leona enfurecida.
Sonreirás regocijante los golpes asesinos de su caída,
y llenarás de pus y saliva el abismo de tu beso de hiedra.

Al fin,
sola y desnuda evocarás silente a los muertos infieles,
seguirás con tu daga el camino de sus pasos sagrados.
Confiarás a muerte el olor a sangre endulzada con la vida,
atinarás de un tajo a la cabeza de tu ciervo asesinado.
Al fin,
sola destilarás gota a gota las lágrimas de desesperanza y desdicha,
rociarás tu veneno a las aves que nacieron por su sensible grano.
Probarás etérea y desconfiada el licor de sus almas marcadas,
y saciarás de lujuría primitiva el amor nacido de un tatuaje.

Al fin,
sola apostarás de nuevo la prenda que falta al collar de tus desprecios,
y vencerás con rabia y rencor los sentimientos puros encontrados.
Desprenderás con tu jugo divino el semen de sus hijos castrados
y colocarás en ellos las marcas pisadas de los llantos acumulados
Al fin,
sola apagarás las veladoras que invocaste a ellos nuestros nombres,
con tus lágrimas de Santa encenderás de nueva cuenta tu llama efímera.
Dormirás para siempre, desbordada de tu hechizo en oscuros cantos,
y con la podredumbre de tu alma, crearemos los restos de nuestro eterno amor saciado.


incitatüs
(Agosto'10)
imagen: internet

jueves, 5 de agosto de 2010

Tú y la eterna nada

Tú y el acero frío que entero me lleva hacía la eterna nada.
Tú y el arco atemporal que enmarcó el más sincero de tus besos.
Tú y la brisa y la lluvia y las nubes y tu hechizado andar hacia mí y mis sentidos.
Tú y el momento más precioso y más perfecto de todos.



incitatüs
(agosto'10)
imagen:
La Bruja de las vías (incitatüs)

jueves, 15 de julio de 2010

Acércate a mí

Acércate a mí lenta y tranquilamente, amor.
Toma mi mano seca como sueles hacerlo y sin rencor.
Sonríe y regálame de nuevo aquel beso entero de infinita pasión.
Entrégame los labios y poco a poco, la dulce savia de eterno amor.

Aparta de mí los sinsabores de los pecados cometidos, por error.
Desecha las lágrimas y desdichas que sin saberlo, mi ser te ocasionó.
Libera los grilletes que mi pasado desquiciado y absurdo a mis tobillos ató.
Acaricia mis cicatrices y cura las heridas libradas por los años de rencor.

Acuéstate conmigo, duerme entregada y por completo en nuestro aposento mayor.
Hagamos del Cielo un templo a nuestro impuro y descabellado sentido de pudor.
Cimbremos de pasiones encarnadas e infinitas la era de aquel imperfecto Creador,
y por siempre y antes de cavar la fosa donde yacerán los restos de dolor,
regresemos con Él al lugar en que con infinito y profundo amor nos engendró.


incitatüs
(julio’10)
imagen: internet

domingo, 23 de mayo de 2010

Espera

Esperamos intranquilos la muerte.
La invocaste tú y yo arrastrado la perseguí.
Caminamos en el filo de una aguja vertida,
con los pies descalzos y con la saliva rota.

Esperamos las señales de los Santos.
Tu rencor y mi odio al fin se presentaron.
La marca de las hojas secas, dieron la hora exacta.
La imagen roída de un cuerpo, es el sexo prohibido.

Esperamos destruirnos a nosotros mismos.
Deseamos la daga clavada en el cuello del destino,
Insertamos en las sienes de la zozobra y el camino .
Anclamos el fondo de un precio impreciso a pagar.

Esperamos la copa sangrante de los muertos.
La bebimos de la cabeza recién cortada.
Destruidos, desechos, desterrados del amor incluso.
Para así mismo, nos empezamos, tú y yo, a entregar.



incitatüs
(mayo'10)
imagen: internet

sábado, 17 de abril de 2010

Maldita La Hora


Buscó su viejo cuaderno y escribió:
“Maldita sea la hora”.
Y fue a la barra de la cantina y tomó una cerveza.
Furioso, tomó de ella y arrojó la botella al suelo.
Salió llevándose consigo su dolor y melancolía.

Encontró un árbol y en él escribió:
“Maldita sea la hora”.
El árbol recriminó su desasosiego y lo dejo caminar solo.
Arrastró sus pasos y el llanto confundió su rostro maltrecho.
Ahogado en pena, se encaminó en busca de una dignidad perdida.

Llegó a casa y en el espejo del baño escribió:
“Maldita, maldita sea la hora”
Y el reflejo angustioso penetró tajante en su mirada,
Salió de su cuerpo y desde dentro empezó a escaparse.
Un sentimiento putrefacto inundó lentamente su hora maldecida.


incitatüs
(abril'10)
imagen: internet

miércoles, 31 de marzo de 2010

Indiferencia

Llegaré tarde ésta noche nublada.
Ella, como siempre, la cena la tendrá preparada.
Pondrá velas rojas y las copas de gala.
Servirá sopa y en la radio música suave y calmada.

Iré a la cocina, beberé leche de la botella helada.
Comeré galletas, dejaré la chaqueta abandonada.
En la mesa aventaré las llaves y la cartera acicalada.
En el televisor, el noticiero tendrá la mente ocupada.

Preparará el baño, pondrá lociones de aroma especializada.
La toalla seca junto a las sandalias acurrucadas.
Acomodará la cama, en el buró, la novela rosa aterciopelada.
Esperará mi ducha recostada en la cabecera enamorada.

Acudiré directo a las sábanas, la tina quedará desparramada.
Me quitaré los zapatos, la ropa quedará aletargada.
Tratará de sobarme la espalda o hacer una charla apasionada.
Recogeré las piernas, meteré entre las cobijas y la tendré alejada.

La miraré a los ojos, le diré que la historia ha sido terminada.
Que mi vida encontró una esperanza, que la mantiene ilusionada.
Prepararé la maleta, llenaré de recuerdos y acompañaré a la puerta azotada.
Me despediré de la Soledad, mientras mi alma, felíz, vive revoloteada.



incitatüs
(marzo’10)
imagen: internet

miércoles, 3 de marzo de 2010

Secreto de Voces

Ahora regreso del viaje, de un secreto de voces.
Me envolvieron en una manta de cuero verde, de cuero roído.
Me llevaron y tiraron hasta el basurero más lejano de la ciudad.
Ahí, levantaron mis restos rotos algunos perros de la calle.
Las ratas negras me han mordisqueado bastante ésta vez.

Camino con una pierna sorda, la otra, está más muerta todavía.
Los perros de la calle que comen mi cuerpo siguen un rastro de carne.
Tienen hambre y sed de ansiedad y así sacian su instinto carnal.
Sus noches de juerga quedaron en mis dactilares, otras, en sus colmillos.
Los sentidos y mis lamentos se aglutinaron en un solo paso.

Despierto vivo en casa de nuevo, son las doce menos trece de la noche.
No hay luz y el agua sucia se desparrama del lavaplatos.
La ventana rota de la estancia sopla a un silbido que reconozco.
Las frazadas húmedas, acompañan mi catre oxidado de años vacíos.
El olor a desesperanza es lo único que acompaña a ese silbido.

Me quito la cabeza y la ruedo debajo de la cama.
Lo que me acompaña ahora es tranquilidad y un secreto de voces.
Afuera, la vida de la gente podrida hace el infortunio de otra gente.
Aquí dentro, mi naturaleza me hace el ser más inmune a ello.
Sí, es hora de convertirme en cucaracha de nuevo.



incitatüs
(marzo’10)
imagen: internet

jueves, 11 de febrero de 2010

La Medicina


“Consígueme esa medicina
que me ayude a vivir
tengo las manos más frías
que la cruel soledad.

Dame de esa ración
ven y acuéstate aquí
a la deriva
de los mares de la luz matinal.”

Escucho blues e imagino que en estos momentos quiero fumar un churro de mota y girar lentamente mientras vuelan a mi alrededor figuras de humo translucido y quimeras hambrientas de carne rosada. Sin embargo, nunca he fumado y mucho menos marihuana y río otra vez mientras me digo que ya estoy demasiado viejo para empezar un nuevo vicio. “¡Estoy muerto de ideas!”, me grito a mismo y preparo el funeral que incluirá un poco de tequila, ron y vodka en lugar del café. Brandy para el festejado, o tal vez mezcal. Río y me preparo para el funeral de tristes ideas cortas. Un traje gris azulado de rayas blancas, zapatos de charol y tal vez, por fin calcetines de color. Corbata negra para recordar que sigue el luto imaginativo y clavel rojo en la solapa para darle su justo merecimiento al réquiem. Flores, santos, algún crucifijo y ¿por qué no?, una foto color sepia encuadrada en plástico color café sobre el féretro. “Era bueno”, lloro las falsas lágrimas de aquéllas que nunca visitaron una pequeña estrofa de la trastocada mente infame y a la vez sublime.

“Quiero probar la fantasía
que me ayude a vivir
porque me muero día a día
y no me quiero morir.

Dame de esa ración
ven y acuéstate aquí
ponme las venas
del color de las olas del mar.”

“Necesito una fiesta de vicios”, me digo entonces y suplico y busco en mi agenda mental a mis amigas ligeras y pienso en contratar los servicios de las putas baratas a las que pueda abonar con ardor y comezón en la entrepierna el pago de una velada de excesos. Giro en la silla e imagino hacerle a cada una un poema y fornicar mientras trata de entenderlo. “Soy precoz” se llamará el primero y escogeré a la más vieja para empezar. Ella entenderá y recibirá un trago de licor mientras prepara el aposento para la siguiente batalla de letras. Entonces llegarán dos y tres más y rodearán el lecho y se convertirán en gárgolas al escuchar las líneas vivas y muertas de cada estrofa de mi occiso reportorio. Como piedras desaparecerán y al fin, el orgasmo final de la noche mientras soledad me seduce de nuevo. Y entonces, sólo así, podré dormir satisfecho, cansado y vivo, vivo aún.



incitatüs
(febrero’10)
Letra de canción: “La medicina”
Banda: Real de Catorce
Imagen: internet

lunes, 25 de enero de 2010

Yamilet


Y entonces regresó.
Estaba muerto o tal vez sólo perdido.
Una lágrima de alcohol y una loza en la garganta
se fundieron en un instante.
La distancia y el tiempo
confabularon en su contra.
Gritos, enojos y más llanto.
El demonio sonreía mientras
devoraba su nueva presa.

Sin embargo regresó
y se autonombró de nuevo amor.
Y con él,
trajo un ser hecho de sueños y deseo.
Un ser sagrado y la llamamos "esperanza".
Como un hada de paz
se acercó y nos abrazó.
Nos sonrió y con sus pequeñas manos
nos impidió lastimarnos.
Sus ojos, la sonrisa y el cabello
eran como los tuyos.
La piel, del color de la mía.

Entre lágrimas y desencanto se acurrucó.
Nos invitó a hacer lo mismo.
Tomó mi mano y la puso sobre la tuya.
Volví a mirar tus ojos
y recordé cuánto te amo.
Me sonreíste entonces y te abrazé.
Volvimos a buscarla
pero no estaba ahí.
Sin embargo, la sentimos,
seguía dentro.
Se llamaba amor.
Nosotros la llamamos Yamilet.



incitatüs
(diciembre'09)
imagen: internet

martes, 5 de enero de 2010

Y tuve un sueño


Y tuve un sueño.
Era de día y hacía calor.
Nubes grises abanicaban enormes olas dantescas.
Agua del sabor de la sal y niños que practicaban a la pelota ciega.
Y tuve una pesadilla.
La noche invadió al día y lo llamó odio.
La brisa marina se volvió tormenta y con ella devoró palmeras.
El mar no distinguía al cielo o a la tierra.
Y tuve un océano, y lo llamé poder.
Una bola de cristal en mano abarcaba un mundo.
Un soplo, un movimiento brusco.
Miro al cielo y distingo mi rostro.



incitatüs
(enero'10)
imagen: internet