martes, 27 de octubre de 2009

Mariposa Libre


¡Estamos hechos de sueños, pequeña!- dijo en voz baja.
¿De sueños?- preguntó la niña con cara de entusiasmo.
Sí, de sueños- afirmó.
¿Y dónde nacen los sueños?- volvió a preguntar la niña.
¡En las palabras- susurró al oído de la pequeña.

Yurena Guillén

Cerró los ojos y justo volvió a un instante de la absurda realidad.
Tomó la pluma y bañándola al tintero abrió la mirada a su mar.
De las paredes rojas, las hadas y los duendes comenzaron a danzar.
Del suelo, las serpientes y salamandras a su silla empezaron a enroscar.

Como trazo fino, las siluetas ambiguas se empezaron a dibujar.
Novela de alfileres y sombras que su esperanza no quiso continuar.
Ángel sin alma que nace del cuerpo desterrado que incitaron a pecar.
Vidas rotas, que a la cruel comedia, no desistieron de aguantar.

Hoja tras hoja, una historia nueva de amores empezaba a crear.
Historia de amor y fuerza, de cuerpos y formas que deben espantar.
Hechos de sangre, de venganza y odio que terminan por atemorizar.
O cuentos rosas, que de alguna forma, no deben de terminar.

Escribe a la nada, al horizonte y al todo que no termina de cicatrizar.
Dibuja valles, personas y sucesos, que solo ella puede engendrar.
Mariposas libres que a tiempo sueltan su mano, para por fin escapar.
Inspiración dichosa, que desde una pluma y un tintero, puede volar.


Dedicado a la Inspiración de Yurena


incitatüs
(octubre’09)

imagen: internet

viernes, 16 de octubre de 2009

Sueño


Vino y se paró sobre mi rostro. Mis manos eran pequeñas, mis brazos aún más cortos. No lograba quitármela de la cara. Mientras ella sonreía y se divertía, trataba de meter los pies en mis fosas nasales. Molesto, giré sobre mi espalda. Tenía el cuerpo de cartón, similar a una piñata. Traté entonces de volcarme e impulsarme para volar, sin embargo solo rodé. Ella, lo hizo junto a mí y su risita se hizo aún más alegre. Empezó a cantar y grité para callarla; pero solo una melodía salió de mi boca. Ya no encontraba mis brazos y se había desfigurado mi cara. Mientras huía de ella sin alas, sin brazos y sin rostro, el cielo se tornó color marrón, el sol se convirtió en un enorme girasol. A los pétalos les salió su rostro, mientras, ella se burlaba de mí y mi desgracia.


Por fin caí en una hamaca hueca, el aire era ahora tenso y húmedo como el mar. Busqué en mi cuerpo escamas, necesitaba nadar; sin embargo, mi cuerpo seguía siendo de cartón. Empezaba a despedazarme poco a poco cuando desperté de nuevo en mi cama. Abrí los ojos y noté que sudaba un poco. Respiré aliviado y quise levantarme. Sin embargo, ella llegó con sus alas de mariposa y molesta por haberme despertado me dijo: “¿qué parte de esto es un sueño no entendiste?”

incitatüs
(octubre'09)

imagen: internet