jueves, 11 de diciembre de 2008

Entrevista


Toda la noche pensé en cuál sería la pregunta con la cual iniciaría ésta plática. Había pensado en un ataque directo, duro y conciso; tratar de acorralarla con la pregunta que seguro trataría de evitar a cualquier cosa. Sin embargo, sabía que al tenerla frente a frente, ella podía con su sola presencia intimidarme, a tal grado de llevar el control de la entrevista. En mis casi cuarenta años de carrera periodística, en la cual había entrevistado desde jefes de gobiernos y monarcas, hasta la gente más intelectual del mundo, nunca había tenido una entrevista igual. Tenía ya un premio Pullitzer por aquella que le realicé a Albert Einstein a unos cuantos años de su fallecimiento, en la que describía su total remordimiento por no haber podido evitar los ataques de Estados Unidos con la bomba atómica a Japón. No era un periodista amateur, y ese sentimiento me ponía en una situación bastante incómoda.

Todo esto pensaba mientras la esperaba en un pequeño balcón de su residencia. Sentado frente a la mesa de herraje de color blanco y junto a un par de enormes macetas donde alguna planta extraña pero hermosa la adornaba. Tenía elaborada una entrevista con casi cincuenta preguntas, bien formuladas, pero que en ese momento me habían hecho dudar de la misma. Por vez primera, en mis casi cuarenta años de periodista, tenía temor de hacer mal mi trabajo.

-A mi mente vienen varias preguntas para formularle, sin embargo no creo que ninguna se lo suficientemente clara. ¿Porqué?, ¿porqué existe usted, señora Muerte?
-Porque yo soy el motivo principal de todas las cosas. No sólo de aquello que ustedes llaman vida, sino de todo lo que de alguna manera se ha creado. Yo existo porque soy quien da el justo valor a todo, para que nada sea eterno. Lo eterno no es justo. Yo soy ese dador de esa justicia.
-Sin embargo, es usted el principal motivo de temor entre la gente. Temor y ansiedad.
-Eso se debe a que la gente no sabe vivir. La gente no está consiente de aquel estado en el cual se encuentra. Lo que ustedes llaman vida, no es mas que un estado en el cual el creador le ha dado algo que en otros estados no existe. El libre albedrío, la razón, la inteligencia. El poder de decisión. Ese es el mayor regalo que tienen es este estado. Sin embargo, también tiene que terminar. Y termina simplemente porque ese libre albedrío se debe regenerar, resurgir; esto solo sucede gracias a mí.
-Algunos la tachan de injusta. Hay personas, niños sobretodo que...
-Sí, lo sé, y sé perfectamente a lo que va. La gente que muere demasiado pronto. La gente que ha sido buena y que aún así me he llevado. La respuesta es muy simple. Se tienen que ir. No es injusticia. De hecho, si tenemos que darle algún tipo de calificativo, es precisamente “justicia”. Esa gente debe terminar en el momento justo su paso por este estado llamado vida. No voy a decir si hay algo mejor después, eso no me incumbe, pero si que yo no soy quien lo decide.
-¿Quiere decir que usted no obra por voluntad propia?
-Así es. Yo solo soy un empleado, del Creador, por así ejemplificarlo. Es él quien decide. Es él quien juzga y es él quien ejecuta. Yo solo soy el medio. Sin embargo, sí puedo decirle que no hay nada de injusto en lo que él decide y yo hago. Soy quien hace la parte amarga. Soy yo quien se enfrenta al dolor de la gente y es a veces maldecida. Para eso me creó. Él me creo para hacer ese trabajo. Esa es mi función. Eso tal vez conteste su primera pregunta.
-Creo que sí. Le agradezco su tiempo.
-Nos veremos pronto.



incitatüs
(noviembre’08)
Ejercicio 5
Viernes de Taller

imagen: internet

15 comentarios:

  1. ¡Vaya! Dialogar con la muerte no ha de ser sencillo en absoluto. Dwende decía días atrás que no le temía a la muerte, yo tampoco. Lo difícil es la manera en la que nos llega esa transición.
    Estoy completamente de acuerdo, todos debemos largarnos de aquí, todos debemos hacer en algún momento la apocatástasis.

    ResponderBorrar
  2. El texto auna varias condiciones para que sea tan bueno. Primero, la sorpresa de conocer quién era la entrevistada. Jamás imaginé que fuera tan distinguida figura. Luego, está muy bien escrito. Y por último, me gusta las frases sentenciarias que has utilizado. Hay un análisis muy sincero y una profunda reflexión sobre el tema de la muerte y lo has abordado desde una perspectiva sensata, madura y hasta natural. Enhorabuena. Un abrazo.

    ResponderBorrar
  3. Cuántas preguntas habría que hacerle.

    Un saludo

    ResponderBorrar
  4. El diálogo con la muerte es un paso muy interesante en tu relato. El inicio donde no se encuentra el motivo de lo que va ocurrir hasta que nel mismo relato te va llevando... Muy interesante texto, me gustó mucho... un beso

    ResponderBorrar
  5. ...

    ¡La muerte!

    Vaya personaje.
    Una idea magnífica tu relato. Me gustó.

    Si tienes la oportunidad de mirar cara a cara a la dama de negro, ¿Qué le preguntarías?
    Existe una canción de rock que habla de tener la oportunidad de hacerle una y sólo una pregunta, pero a Dios... Mmmm también sería interesante.



    A la muerte, yo no la considero una empleada.

    Para mí es un complemento que irónicamente tiene voluntad propia. Y como esa es la idea que recrea mi imaginación, yo le preguntaría:
    ¿Cómo contrarrestas tu instinto y ausencia de saciedad ante una persona muerta en vida?
    ¿Te limita el deseo de morir de una persona, a actuar?
    ¿Eres muerte o redentora?

    Yo la percibo correcta, irónica, sabia y respetuosa.
    Naces, llega el libre albedrío, ruedas. Nos toca vivir en el estrecho espacio que hay entre nacer y morir. Ese espacio es nuestro, los extremos son harina de otro costal. Cada extremo tiene una fuerza ("creador" y muerte) En esos extremos no tenemos respuestas, más sí muchas preguntas.

    Auchhhh...perdón por el rollo.

    Mafalda

    ResponderBorrar
  6. Me encanto el final.
    " -Nos veremos pronto."

    .....

    Como siempre, la espera por tus letras, ha sido bien recompensada.

    Un abrazo.

    ResponderBorrar
  7. muy bueno, querido amigo, este texto me recordó aquella película donde un caballero andante juega a la ajedrez con la muerte en plena época de la peste, no recuerdo el título, pero sí las imágenes,
    me alegro que te pases por mi hotel y seas mi huésped, así, cuando tengo tiempo, sé a quién visitar
    y
    FELICES FIESTAS

    un abrazo

    ResponderBorrar
  8. Palomilla:

    Dweende y Hada son afortunados por tener a Palomilla con ellos y que puede hablar de esos temas como debe ser, con amor.

    Gracias por tu visita.

    ResponderBorrar
  9. Yurena:

    No, al contrario, gracias a tí por tu visita y por encontrar esos elementos.

    Me ruboriza.

    Gracias de nuevo.

    ResponderBorrar
  10. Regina:

    Bienvenida a ésta humilde morada (apesar del mármol).
    Tienes razón, ésta entrevista se quedó corta ante tanta interrogante.

    Gracias y bienvenida de nuevo.

    ResponderBorrar
  11. Mixha:

    Pues sí, traté de darle ese toque, creo que no me salió tan mal.

    Gracias por tu visita, y un beso también.

    ResponderBorrar
  12. Mafalda:

    Encantado por el rollo, jajaja, es un placer.

    Tienes razón, al principio quise darle ese toque de libertad de hacer a la muerte, no de ser empleada, pero creo que poco a poco me iba complicando en su desarrollo. Además tenía que ponerla en una situación muy similar a la de un Creador y eso bien o mal me confictuaba un poco, aunque tal vez hubiera sido bueno para el relato.

    Quien sabe, tal vez...

    Gracias y bienvenidos tus rollos...

    ResponderBorrar
  13. Mina:

    Gracias, esa era la idea.

    Y gracias por tu visita...

    ResponderBorrar
  14. Tomás:

    Gracias a tí por hospedarme en tu hotel, es un placer. Felices fiestas también a tí.

    ResponderBorrar

Mata al Auriga Lentamente, Asegúrate que Sufra