lunes, 21 de julio de 2008

Fuentes de Sangre


Sobre las fuentes de dolor y sangre,
encontraste la hoja de tu historia.
Y es en ella dónde tiendes siempre a renacer
apurando los pasos que distorsionan al oído.

Nunca supiste dónde estaba la daga centrada,
esa que clavaste detrás de tus sombras,
la apuñalabas con la misma historia muerta,
la que nació entre testamentos roídos.


Ve ahora a casa, mátate de nuevo;
asesina tu historia y reza con tu sombra,
junta las cenizas que prendiste de la sangre,
y arde despacio cada uno de tus huesos.


¡nc¡tatüs
(julio'08)
imagen: internet

domingo, 13 de julio de 2008

Te ví

¿Sabes?
Hoy te ví.
Y no era tu rostro.
Ni tu cuerpo ni tu aroma.
Y no era tu voz ni tu andar.
No era siquiera el rumbo por donde deberías estar.

Pero te ví.

Y no eran tus ojos, pero sí tu mirada.
Y aunque no eran tus labios, sí era tu sonrisa.
Y mi cuerpo se cimbró completamente.
Y volvió mi alma a ser feliz.
Porque hoy te ví.

No eras tu, pero te reconocí.
Y tú a mí.
Y tu mirada y sonrisa me lo dijeron.
Sé que tú tambien estás feliz.


¡nc¡tatüs
(julio'08)
imagen: internet

sábado, 5 de julio de 2008

Seis y Media a.m.

Son las seis y media de la mañana, es ya sábado. Hace frío y está oscuro todavía. La noche anterior y parte de la madrugada había llovido. Aún tengo el olor a cigarro en mi chamarra y el sabor amargo que dejan las cervezas. Ésta vez no apagué las luces del patio y de la marquesina -de todos modos el lunes llegaré de noche-, me digo mientras cierro con doble llave el zaguán. Acabo de llegar de un bar y ya estoy por salir de nuevo. Estoy cansado, pero aún así tengo que irme a trabajar.

No sé ni bien que metí en mi mochila, pero creo que lo necesario para mi estancia fuera de la ciudad. El mismo pantalón de mezclilla es suficiente para los tres días, además de mis tenis, supongo. Todo lo demás, camisas, toalla, crema y esas cosas aunque es estorboso, no pesa. Lo que pesa no va dentro de la mochila en éste momento.


Mientras camino a la avenida, mi mente viaja en dirección del "Motel Montecarlo". -En éstos momentos deben estar ahí- me imagino. Pero aunque no intento imaginar el cómo lo hacen, sí trato de recordar el rostro de ella. -Era guapa... creo.- y me invade una sonrisa dolorosa. El alcohol y la desvelada me han hecho olvidarla en tan sólo algunos minutos. Supongo que es normal para alguien a quien recién conociste en un bar, pero lo que no olvidaba era el recuerdo de cómo me había hecho sentir cuando me cantó mientras bailamos "Aunque no sea conmigo" y sobretodo cuando me dijo al oído: -me gustas, y me encantan tus ojos- y sonrió tiernamente.

Todavía no me cae el veinte. Todavía no entiendo el porqué dejé que ella se fuera con mi amigo. -Sí, era guapa, y tenía unos lindos ojos negros y una linda sonrisa- recordé al fin con algo de tristeza. Mientras, trato de justificarme, pienso que al tener ese compromiso de trabajo de éste fin de semana tuvo que ser el motivo para no buscar algo más con ella ésta noche, pero se me hace tan absurdo el creer que eso sea mi justificación. -¡Yo soy quien le gustaba y le gustaron mis ojos!- recuerdo al tiempo que doy un puntapié a la botella de plástico del suelo.

Ya con coraje dentro de mí, espero mi transporte. Ahora me invaden el recuerdo de la voz de mi amigo: -Me voy a echar a ésta vieja!- decía, mientras lo iluminaba una sonrisa llena de lujuria y soberbia, y el sentimiento de lo que sentí, al mirarla después que él lo hubo dicho, mientras esperaba en el asiento de su auto. Ni siquiera yo había pensado en ese momento en llegar tan lejos en la noche que la había conocido. Yo no le había insinuado nada. A él también le habría gustado, pensé, e hizo lo posible por estar con ella. Tenía que aceptar tal vez que me habría ganado. Tenía que aceptar tal vez que a ella le daba igual con quien lo hiciera.

-En fin- me digo tratando de resignarme -de todos modos no creo volver a verla-. Miro el teléfono celular buscando un número para borrarlo. "Lindos ojos" había escrito en lugar de su nombre. "Eliminar Lindos ojos?", "aceptar" es el botón que oprimo. Ahora un suspiro silencioso inunda mi transporte mañanero. Siento una mirada que acompaña ese suspiro. Frente a mí, una chica me observa con unos lindos ojos negros. La miro y logro desviar su mirada. Cierro mis ojos. Estoy cansado. Es hora de dormir.
¡nc¡tatüs
(julio'08)
imagen: internet

martes, 1 de julio de 2008

Horizonte


Horizonte

Salió de madrugada, y como sonámbulo empezó a caminar hacía el oriente. No tenía idea de lo que buscaba, pero él sabía que en el oriente encontraría la felicidad. Llegó el cansancio, y no le importó, llegó el hambre y se aguantó, llegaron, las noches y no durmió, así como con la lluvia se mojó y con el calor se deshidrató, pero él sabía en el oriente encontraría la felicidad.

Así siguió caminando, conoció pueblos, gente, cerros y cañadas, montes y caminos piedrosos; algunas veces quería detenerse, pero el sólo recordar que encontraría la felicidad en el oriente lo hacía caminar mas y más. Hasta que un día, ya con sus pies ensangrentados y sus piernas cansadas, llegó a la orilla del mar y por fin se detuvo. Observó el horizonte y a lo lejos creyó ver una isla lejana en donde encontraría la felicidad, pero él no sabía nadar, y mucho menos tenía una balsa, entonces volteó la cabeza y al ver que su recorrido lo había hecho en vano, se puso a llorar y finalmente murió…


¡nc¡tatüs
(julio'00)
imagen: internet