jueves, 20 de marzo de 2008

Quintilla




Último día de clase, antes de vacaciones de aquel marzo. La mayoría nos veremos en un par de semanas, pero yo sé que tú ya no regresarás.

Un día antes me lo dijiste, “me voy a otra ciudad”, y yo, al ser tu único amigo verdadero, según tú, me habías confesado tan triste realidad.

Todo el mundo está fuera de clases; en nuestra aula, el maestro nunca llegó. Ricardo, el otro Ricardo y los demás jugamos “baraja”; todos ríen, menos yo. Sólo busco la hora en que te levantes de tu silla y junto con Alinne, la otra Alinne y las demás salgas de esa puerta para no regresar jamás.

Pero éste día de marzo no es mi día de suerte. Ni una partida he ganado. Y tú te vas. No estoy consiente y sólo busco tu espalda y tu cabello largo castaño que tanto me encantaba, y observo como ríes con Alinne, la otra Alinne y las demás.

De repente te levantas, toma tu mochila y te la cuelgas al hombro. Mi respiración se detiene; “vas Chikis”, me dicen, y tiro la primera carta que mis dedos tocan. Caminas hacía la puerta, volteas y con una sonrisa te despides de mí. “Somos amigos, si fueramos algo más me despediría de beso” recuerdo que me decías siempre, y yo, con la sonrisa más hipócrita de mi vida me despido también.

“Qué tienes Chikis?”, me pregunta el otro Ricardo, “nada, no tengo nada” suspiro, “no, que qué tienes en tu juego, sonzo! ” me responden los demás, sin darme cuenta, veo que tengo tres ases, un comodín, y una carta que no he destapado aún, creo que gané, pero no me importa; “no tengo nada” casi grito y cierro mi juego.Me levanto, y aún con la carta no destapada entre mis manos tomo mi mochila y corro hacía la salida de la prepa. Ahí estás tú con Alinne, la otra Alinne y las demás. Me ves y sonríes. Tu sonrisa me dice “sabía que vendrías”, me paro frente a tí y Alinne la otra Alinne y las demás nos dejan un momento.

“Ya te vas?” pregunto, y tú asientas con una sonrisa triste. “Te voy a extrañar” me dices, y sonrío tristemente también”. Miro entre mis manos, y veo “un As de Trébol”, te lo entrego y te digo, “Que tengas mucha suerte…”, sonríes y mientras, con la mirada buscas a Alinne, la otra Alinne y las demás para irte.

“Gracias… adios” es lo último que me dijiste en ese día de marzo, y dándome un beso en la mejilla te despides para siempre. Ahora sonrío sin falsedad, ahora sé que sí me consideraste más que un amigo. Y que ese día de marzo, con una quintilla de ases, fuí el más afortunado de los perdedores…



¡nc¡tatüs
(marzo'94)
imagen: internet

viernes, 14 de marzo de 2008

Cronología de una Postal o Las Tres Sonrisas a Éstas Altas Horas de la Madrugada


7:12 a.m. Un pequeño ruido me despierta, y ésta no es mi cama, me doy cuenta que estoy en la de alguna clinica, mi vista está un poco borrosa, me duele un poco la cintura y la espalda, y por fin recuerdo lo que pasó.

La noche anterior me llamó la Doctora Esperanza, me llamó algo angustiada, y me pidió que fuera a hasta la clínica donde esa noche hacía su guardia, alguien había tratado de entrar a la fuerza y ella se encontraba sóla con la enfermera de turno. Aunque eran apenas las diez de la noche, ya estaba bien dormido, había sido un día pesado, la luz y el estéreo seguía encendidos, seguía la posada de Horizonte 107.3 y el libro que leía “Cómo Ganar Amigos e Influenciar en las Personas” de Dale Carnegie que estaba leyendo, había caído al suelo. Aún con el dolor de la cintura y la espalda por hacer mal las pesas hace un par de semanas, salí y caminé hasta la avenida; realmente no quería ir, pero sentí que debía hacerlo, me lo pedía de favor.

7:37 a.m. Despúes de salir del baño me disponía a salir de la clínica, era muy de madrugada para mí éstas horas, Espe (como le digo a la doctora) me dío mil veces gracias por acompañarlas en la noche, y dice, “si te vas por ésta calle, llegas a la calle de Maricela… o, cómo se llama tu ex-novia?”, hice una cara de asombro, ¿cuándo había hablado con Espe a cerca de Maricela?, y ella, sonriendo corrigió, “ah, no, Gabriela se llama, no?”, -sí-, asentí, no sin antes sentir una pequeña descarga eléctrica, pensaba, acaso hablé dormido y mencioné a “ella”, mencioné el nombre de Maricela…?

7:52 a.m. “Buenos dias…”, “buenos días joven”, me responde una señora un poco grande de edad, sonreí por vez primera en el día, recordé cuando en Escuintla Chiapas, salía temprano y solía saludar a cuanta persona grande de edad veía, y ellos me saludaban bien gustosos, una práctica un poco o un mucho descontinuada en ésta ciudad. Aunque tambien raro sonreir a tan temprana hora, y más cuando estoy acostumbrado a leventarme a las diez de la mañana.

8:00 a.m. “Son las ocho, -me digo a mismo- a las ocho y cuarto se va “ella”, se va Maricela, y estoy a unas cuantas cuadras de verla”, aunque tenemos más de tres años de haber terminado, no hay resentimiento, y aunque tampoco amistad, no nos vemos casi nunca. Me dirijo entonces a esa avenida, donde “ella” espera su combi para irse a trabajar, me encantaría verla, aunque no le hable, sólo estar un poco cerca, ver cómo está. Creo que el hecho de que Espe me la recordara me motivaba a hacerlo.

8:16 a.m. Recibo un mensaje, es Elena, mi novia de 38 años, la chava más guapa con la que he salido, alta, ojos verdes, delgada, espectacular!. Me dice en el mensaje “que tengas una excelente día niño hermoso”; le contesto “igual tú, my special girl, pero no me mandaste mi beso…”, cierro el cel, pero no sin antes ver el protector de pantalla, y ver la foto de las manos “ella”, de Maricela, con la leyenda “Impossible is Nothing!”, y con esa esperanza de alguna vez volver a tocar y besar esas manos que tanto amo.

8:17 a.m. Aparece. Se ve lindísima, trae una chamarra de mezclilla que nunca había visto, su cabello mojado, su porte y elegancia. Me ve y me sonríe, abre la puerta de la combi y con su mano me dice “bay”, sonrío tambien (ya son dos veces a éstas altas horas de la madrugada), mientras veo que se va, voltea y vuelve a sonreir.

8:20 a.m. De regreso a casa un nuevo mensaje, es “ella”, Maricela, pensé, pero no, “ella” no tiene mi número, es Elena: “mua, mua, mua, te quiero mucho niño hermoso”, “yo tambien, see you soon…” contesto; sentí un sentimiento encontrado muy fuerte que de repente me nubla la vista, ¿porqué no puede ser “ella” quien me escriba, me hable a casa, me mande una postal…? me pregunto, aunque ya son tres años de preguntarme lo mismo y no encontrar la respuesta.

8:27 a.m. Llego a casa, Lucas me saluda, bueno, eso creo, o tal vez me reprocha que no le dejé croquetas anoche, ya no entro a casa, mejor voy a buscar una tienda a ver si a éstas altas horas de la madrugada ya hay una abierta. “Buenos días güero, quiero un kilo de croquetas, ah, y véndeme un foco de sesenta” “no hay de sesenta, sólo de cien”, “¡me lleva! -pienso-, puse focos de sesenta porque la otra vez no había de 100, pero bueno…”

8:45 a.m. Por fin entro, Lucas se para en dos patas y casi me llega a la cara, ya olió su comida y está contento, “hola Lú, cómo te portas?”, mientras en el suelo veo algo diferente a lo de siempre, una postal o algo así, “que raro, anoche no estaba, y a éstas altas horas de la madrugada no sé quien la pudo haber traido”, y aún más sorprendido porque Lucas ni lo ha tocado, como suele hacer con todos esos folletos de tiendas de autoservicios o los estados de cuenta de los bancos o el recibo del telefono.- “Que raro…!, entonces lo levanto, veo que es una postal, ¡será de “ella” me pregunto de nuevo?, pero no, leo, y por fin, y antes de de las nueve de la madrugada sonrío por tercera vez en éste día, “Lorena Sanmillán” es quien la firma, y yo recibí por vez primera en mis treinta y un años de vida, una postal dedicada…

Incitatüs
(Diciembre'07)
imagen: internet

Dedicada a Lorena Sanmillán:

miércoles, 12 de marzo de 2008

Alarido


Alarido

El alarido había cesado,
El palpitar del corazón
Recobró su intensidad.
El ángel y la muerte
Estaban de su lado.

Había miedo sin fin,
Una gota de sangre negra
Rodeaba su cuerpo;
La chispa y la vida
En el lugar del cielo.

Buscas y no encuentras
Giras la llave y no abres la puerta
Tocas y gritas y nadie te escucha;
Nadie responde.
La habitación esta vacía
Solo te observan los cuadros de dolor
Ellos yacen en las paredes putrefactas.
Solo recuerdos y anhelos
Anhelos de esperanza y de amor.
Del amor utópico.
¿Cómo mas puede ser??.

Hambre de vida, sed de sueños.
Temperamento dócil
Y la vida que sigue andando.

Al seguir por el callejón estrecho
Y buscar la salida,
Solo encuentras mas puertas
y ventanas selladas con hiel.
El piso es poroso y las paredes húmedas.
Hueles el miedo, sabes que es tuyo.
El cielo es parte del techo,
se ve tan cercano
que al rozar una estrella
Sangras tus manos.
Ahora el miedo y el dolor
Acompañan tus pasos,
Se unen a tu sombra
Y mueren con ella también.

Tus ojos secos siguen a tu boca rota,
Y la luz que no deja alcanzar…


Inc¡tatüs
(Marzo '97)
imagen: internet